(By Pérfida)
A colación de un enlace terrorífico
que nos dejó Pepita Pulgarcita, he tenido a bien investigar el
pasado chonesco-cani de Mocito. Y lo que he visto me ha creado
pesadillas, me han entrado temblores, espasmos musculares y hasta un
ataque de ansiedad como a la Campos. Lo que he visto me ha puesto los
pelillos como escarpias industriales, me ha dejado loca. Pero loca de
ponerme un colador en la cabeza y creerme Napoleón.
Madre del amor hermoso, esta mujer era
una hortera recalcitrante. No era choni, qué va. Era más que eso.
Era la Masterchoni, era la choni superiora, la choni nodriza, la
reina choni del enjambre. Era una choni de libro (suponiendo que los
libros y las chonis fueran compatibles), a esta chica la sueltas a
dar un paseo por las minas de Moria y no aparece ni Dios.
Pero rindiéndonos a la evidencia,
semejante obra maestra del Kitch contemporáneo y pedazo de
grandísima hortera merecía estar en nuestras vidas. Y además está
grillada. Y si algo nos enseñó Maria Callas es que para ser una
auténtica diva hay que estar como una puta cabra.
Y sin más dilación, pasemos a
analizar los mejores documentos gráficos del pasado mocitesco.
AQUÍ tenemos a nuestra Moci, con una
cuidada selección de los mejores mercadillos de Carabanchel (bajo).
Con una blusa plateada capaz de dejar ciega a una lechuza y unos
zapatos infames, y por si esto fuera poco, la tía va y se casca con
sus santos ovarios una chaqueta de pelo chocho albino, que no sé si
ha matado un Fraguel Rock o si se lo ha confeccionado ella misma con
una alfombra del Ikea y un patrón del Burda.
ESTE luc hay que reconocer que Moci
está espectacular. Pero espectacular en el sentido de “nena, estás
dando el espectáculo”. Marcando jamones sencilla a la par que
elegante, ha combinado los shorts del pijama de verano con unos
calcetines sobaqueros y un pelo frito como para fregar una
pescadería. No perderse el detalle de la gorra de streaper
completando el luc que resulta elegante a rabiar. Bueno, resulta más
de rabiar que de elegante, la verdad.
ESTE es mi favorito. En cuanto lo he visto casi me da un telele grado 9
en la escala de Richard. Esta vez se nos ha disfrazado de Gandia
Shore. Si ese abrigo de leopardo, en lugar de ser tela sintética
para fabricar peluches de a céntimo el metro fuera leopardo de
verdad, ahora tendríamos al pobre animal en la lista de las especies
extinguidas. Como si no diera suficiente el cante se me casca unos
pantalones rojo chillón para que la vean bien de lejos y un reloj
dorado como para matar a un rinoceronte de un guantazo y deslumbrar a
una urraca adulta. Solamente le falta un par de cadenas doradas para
parecer la novia de M.A Barracus.
Como este luc mola mogollón, os dejo
un
PRIMER PLANO para que podáis apreciar con todo detalle el Risketo Maque up y esos
rizos definidos con kilos de espuma y con la rigidez de la laca-lefa.
Pero Mocito no solo una adalid del
estilo y la clase, sino que también presta atención a los
complementos. Véase
AQUÍ
con unas gafas tamaño retrovisor de furgoneta que harían huir
despavorido al mismísimo Paco Clavel, como Nacho Polo huyendo de
Víctor Sandoval.
Pero la verdadera esencia de nuestra
Moci está en
ESTA
foto. Con su pelo natural negro azabache y la piel cuarteada como el
cartón de un bingo, solamente le falta un vestido de lentejuelas y
los Chichos sonando de fondo para que la matriarca le haga la prueba
del pañuelo, le canten el “Yeli-yeli” y le tiren peladillas.
Y poseída por el espíritu cañí de
Camela, Ríos de Gloria, Azúcar Moreno y los Chunguitos me despido,
mientras me tomo siete Valiums y canto eso de dame veneno que quiero
moriiiiir, dame venenooooouuu...dadme veneno, o dadme una soga y una
viga o un chupito de cicuta o un concierto de Pitingo, pero dadme
algo que me mate para que termine de una vez este sufrimiento.