(By Pérfida)
Marlelas queridas, la
ocasión merecía una reunión virtual de orcos, un aquelarre
enfrente de nuestros televisores y nuestros twisters. Es un momento
histórico, un hito que marcará un antes y un después en el mundo
egoblogger. Jamás antes ninguna EB había enseñado el juju y las
campurrianas en prime time, al módico precio de 300-1000 euros
brutos. Sin artificios, sin colorantes ni accesorios. Por no poner,
no llevaba ni maquillaje. Hemos pasado de lucs sofisticados a no
poder ni llevar la sombra de ojos a juego con los pezones.
Para
las que no hayáis tenido el privilegio de ver a Maite en Cuatro en Adán
y Eva, procedo a haceros una breve crónica de lo acontecido.
Empieza bien la cosa,
soltando la primera perla. Maite se define a sí misma como una chica
mona. Sí, mona porque desciende del orangután. Mona porque si la
llevas al zoo los chimpancés le echan cacahuetes a ella. Y dice que
le cuesta encontrar un chico en Bilbao. Joder, no me extraña, si ha
puesto a los de Bilbao finos. Que si antipáticos, que si
bordes...como si ella no fuera borde la tía, habló de putas La
Tacones. Más vale que te chingues al bombero porque en Bilbao te van
a escupir cuando vayas, bonica. Te van a tirar hasta cáscaras.
Y además también ha
hecho amigos entre los andaluces diciendo que La Alhambra no es para
tanto, que eso son cuatro jardines. Madre del amor hemoso, esta tía
se ha dejado las neuronas junto con la ropa en la barca. Que Maite
tiene menos luces que el escaparate de un Dia ya lo sabíamos, pero
yo creo que esta mujer se ha hecho un lío y en lugar de ir a la
Alhambra ha ido a El Retiro, porque si no no se explica el grandísimo
coño que tiene para decir semejantes paridas.
El encuentro entre los
dos protagonistas ha sido un momentazo. Menudo par de cuerpo
escombro. Son como Fiona y Shrek, como Timón y Pumba. Les faltaba ir
a cámara lenta abriendo los brazos el uno hacia el otro mientras de
fondo suena Carros de fuego, ondeando sus lorzas y sus brazos
colganderos. Ains, me estoy poniendo romántica y todo.
Yo no puedo apartar los
ojos de ese cuerpo maltratado por la vida. Esa flacidez, esos
colgajos, esas carnes blandurrias, ese chirri sin depilar que parecía
el cogote de un Cherokee. Pero lo peor eran las mamellas...las
mamellas eran como para echárselas al cuello y usarlas de bufanda.
Eso no son dos tetas, son dos solomillos con pezón. Y el Adonis,
¿qué me decís del Adonis? El bombero tiene más tetas que Maite. Y
más firmes. Pero a mí se me iban los ojos a esa manguerita del
amor, que si tiene que apagar fuegos con esa manguera más vale que
tenga un extintor a mano. Si parecía el pitorro de un botijo, por el
amor de Dios. Si eran más grande la huevada que el percebe, que
tenía que llevar los huevos con carretilla. Dios, qué deterioro.
Maite es más seca que el
ojo un tuerto la pobre mía. Es como un ajo porro que tienes en la
nevera desde hace dos semanas, que encima de rancio te repite. No me
extraña que no tengas novio maja. Tú no es que seas borde, no eres
cortante, es solo que en Kill Bill estuvieron a punto de ficharte de
katana. Habla con el mozo como si estuviera en la barra del bar
hablando con su colega el Patxi, ahí va la hostia. Y no se deja
mimar ni abrazar ni nada, ni dejar post it de amor en el tupper, que
eso es lo más normal del mundo. A Maite le das la mano y para ella
es como si estuviera cogiendo la escobilla del water por el lado
marrón. A Maite le das un beso y es como si la obligaras a beberse
el orinal del abuelo. Destila amor por todos los poros, la jodía. Y
en un alarde de romanticismo extremo llama al pobre chico “moñas”.
Y luego le dice que ronca. Y esto en 24 horas, así sin perder la
pasión ni nada.
Y ahí es cuando discuten
y se lía la de Dios. Y entones en plena vorágine de discusión
llega la nueva, la competencia de Maite que está peor que ella si
cabe. La nueva dice que se siente muy sexy...sí, sexy, en un sótano
con la luz apagada. Sexy si vives en Mordor capital. Sexy si ser sexy
significa tener las tetas como dos rodajas de mortadela. Y además
suelta que le gusta la literatura erótica porque quiere ser
sexóloga...what??? Otra que el único libro que ha leído en su vida
es 50 sombras de Grey. Y le costó seguir el argumento. Pero lo peor
de esta chica es el toto. Yo no sé qué me pasa hoy que no puedo
dejar de mirar los genitales de todo el mundo, pero es que ese coño
no era de este planeta. Era como un coño sin raja, como un coño
inflamado, como una riñonera color carne. Yo no sé si llevaba braga
o es como la Nancy, que no tenía hachazo. Comprenderéis que a estas
alturas yo ya estaba pensando que todo esto era una pesadilla y que
me iba a despertar en una bañera llena de hielos y con un riñón
menos.
Ahora Maite llora, no
sabemos muy bien por qué. Es la típica manipuladora que te trata
como el culo y al final te hace sentir fatal y consigue que el que le
pidas perdón seas tú. Me desgarra el corazón. Yo pensaba que las
vascas solo lloraban Loctite. Y si se pegaban con el meñique con el
canto de la mesita de noche no soltaban ni una lágrima, como mucho
se cagaban en Dios. Pero sí, lloran, tienen sentimientos. A mí casi
me conmovió, hubo un momento que yo también solté alguna
lagrimilla. Luego dejé de cortar cebollas y se me pasó.
Vaya festival de lorzas,
es como la sección despiece del super. La cita del bombero con la
nueva del chichi obeso también fue de traca. Lo ató y lo puso boca
abajo de morros en la arena llamándole esclavo, que yo creo que si
llega a tener unas botas de dominatrix le clava el tacón en la
huevada. Yo soy el bombero y me la corto y se la echo al perro antes
que liarme con cualquiera de esas dos locas de frenopático.
Y llega el momento
emocionante de la noche, cuando él tiene que elegir a la mujer con
la que tendrá una relación. No puede ser todo más surrealista. Si
yo tengo que elegir entre estas dos elementas hago la croqueta hasta
el mar a ver si con suerte me ahogo y termina este sufrimiento. O me
voy a nado hasta Cadiz a riesgo de morir en el intento. O elijo al perro.
Y nuestro Adán elije a
MAITE. ¡OOOOOOOOOH, qué boniiiiiito! Le ha tocado el gordo. JA JA
JA. Qué malosa soy. Qué fácil y gratuito es meterse con las
personas por su físico. Yo nunca lo haría. Bueno, sí.
Y así termina la
historia, con un final feliz y nuestra Maite encontrando el amor en
la tele con tanta ropa como cerebro.
Bien pensado, Maite es
una innovadora, una revolucionaria. Como las grandes mujeres que han
cambiado el mundo. Y espero de corazón, marlelas queridas, que esta
tendencia se ponga de moda y todas las Egoflojas se apunten a
realities. Es más, propongo La isla de las egoflojas; todas
juntitas, en bolingas, sin bolsos de Luis Putón ni Luputines. Y una
vez todas reunidas lanzarles una bomba que sea el triple de la de
Hiroshima para estar seguros de que desaparecen para siempre y no se
reproducen jamás.