Los coaches (que ahora se les llama así, es más cool, más trendy), son Dulcechoni, Madame de Rosa y un señor llamado Cristo Báñez que no lo conoce ni el gato pero por lo menos es el único que se dedica a la moda de verdad.
Dulcechoni se mimetiza perfectamente con el ambiente, no se la distingue del resto de concursantes en absoluto. Está ahí con con cara de no saber si se ha pedido o se ha hecho caca, y cada vez que sonríe parece que amenaza. Eso sí, tiene más apoyos que la Torre de Pisa apuntalada, que solo les falta comprar pétalos de rosa e irlos tirando a su paso. Además como ahora se ha hecho lesbi, o bi, o tuttifrutti, que lo mismo sorbe que sopla, pues ahora tendrá el apoyo del pink power, que es el que corta el bacalao.
Madame de rosa no hace nada, así en general, está ahí como un ceda el paso. Solo sabe poner cara como de paisaje con fuente, así como muy seria, mirando como la señora que cobra los peajes. Y decir perlas del calibre de “una hamburguesa es más saludable que una tosta de jamón serrano” y “el running es un 85% psicológico”. Que a mí me encantaría saber de dónde se saca este porcentaje, porque ojo, un 85. No un 80 o un 90...un 85. Vamos, que si tú eres un gordo mantecoso y el único esfuerzo que haces en tu vida es perder el resuello yendo a la nevera a por un donut, puedes ser runner si quieres. Es todo psicológico. Lo de la capacidad física es una soplapollez, tú corre. Si te peta la patata no te preocupes, está todo en tu mente.
Cristo Báñez no salía ni en la Wikipedia ni nada y lo tuve que buscar en el gogles. Y me salieron fotos de joven, bueno de joven, de antes de inyectarse en la cara hasta la silicona del fregadero. ¿Pero qué se ha hecho este señor en la cara, Virgen del chocho arrastras?? No sé quién es, solo sé que tiene los morros como un perro sacando la cabeza por la ventanilla del coche y que el día que se muera este señor va directo al contenedor amarillo.
A los concursantes parece que los han elegido al pito pito, No han acabado ni la ESO y en sus Facebook pone que han estudiado en la universidad de la vida. Hay que hacerles un test de la Superpop para saber si lo suyo es de nacimiento o se han quedado así de los porros. Muy de derechas todos, que viéndolos una entiende por qué en este país todavía gana el PP. Todos van como muy de pedigrí, nada de chusma callejera, pero luego en el fondo son de los que escuchan reggeton en el móvil sin auriculares. A la mayoría sólo le falta cazar bebés de foca y descuartizarlos en directo para caer peor, no los quieren ni pagando en el Badoo. Hay una con unos escotes que le darían vergüenza a Miley Cyrus y que si levanta una ceja se le ven las bragas. Otra que es más mala que el peluquero de un futbolista y va hecha una cartaginesa. Y otra que tiene más ropa que la que cuida los probadores y más extensiones que el Warcraft, pero que va vestida que parece el cojín de una gitana. Les salgo yo así a mis padres y me habrían corrido a hostias y abandonado en el primer circo que pasase por la ciudad.
A ver, mamarrachos: vosotros no sabéis de moda ni lo sabréis en vuestra vida, solo os interesa ir de compras y pegaros la vida del tronista. Una vez que salgáis del programa iréis como mucho a poneros unas tetas más gordas y petarlo en Mujeres y Hombres y bíceps y berzas, o en Gran Hermano.Y lo peor es que estos especímenes se reproducen a una velocidad pasmosa, como un grupo de gremlins en un spa.
Entonces el reality, (o talent show, aunque yo veo mucho de show y poco de talent), transcurre que es una decepción, y todo más forzado que la puerta de la despensa de Vascatxu. Una tensión, un interés, una emoción... Ahí ni un consejo útil, como elegir descampado para las fotos, los filtros de instagram, comprar likes y folloguers, bloquear haters y vivir de tocarse la chominola. Ahí sólo hay pruebas aburdas, y se la pasan entre hostias verbales y discutiendo como camareros chinos.
Esto solo mejoraría si los coaches fueran detrás de los concursantes atizándoles con una vara de avellano y les calzasen una hostia hasta por bostezar. O que pusieran a las nominadas en un ring, tipo luchadoras guatemaltecas, y se tuvieran que ganar la permanencia a moflete cruzao. O que hiciesen pruebas guays, como encontrarse el agujero del culo con un dedo. El primero que se lo huela y arrugue el entrecejo, gana. ¡O no, mejor! Pegarles un balonazo en la cara y gana la que consiga transferir el maquillaje a la pelota, como una cara de Bélmez. ¡¡O no, mejor, mejor!! Que Sara lo presente con las domingas al aire. Sí, ahora llamadme de todo, llamadme retrógrada, llamadme machista, llamadme bruja, que tengo carnet de las tres cosas, pero Sara está en la tele porque está buena y eso lo sabe hasta el gato. El mismo gato que no sabía quién era Cristo Bañez.
Visto lo visto no me extraña que la cadena lo haya relegado a Divinity, castigado de cara a la pared, porque tenía pinta de durar menos que un pokemon en la puerta de un Apple Store. Ha tenido menos audiencia que la colonoscopia de mi abuela.
Eso si, hay que reconocer a Telahinco que ha sabido venderlo. Usando a la Carbonero como reclamo y poniéndolo en prime time, que solo les faltaba hacer el anuncio en blanco y negro, como el inicio de la teletienda. Habéis conseguido ser trending topic cada noche y que todo el mundo hable de ello, aunque sea para poneros a parir. Que hablen de uno, aunque sea mal.
Gracias, Sara.